Inesperado

Últimamente tengo de esos días donde todo sale mal, en los que te levantas y la tristeza te agarra de golpe, recordándote que tu novio te dejó, tu gato se está muriendo, tu computador se averió, aún no pagan noviembre y no encuentras nada a qué aferrarte.
Uno de esos días donde quisieras salir corriendo hasta encontrar un lugar que reconozca ese dolor en tu pecho y lo rompa, lo explote.
Entonces camino sin rumbo con esta hambre suicida que me lleva a un sitio oscuro, donde no me metería, al final de la tarde, cuando las sombras salen y las gárgolas despiertan. Camino esperando alguien escuche este llamado, este grito mudo.
Vienen, siempre vienen y yo espero que todo pase rápido y deje una marca que alivie mi pena.
Se acerca un señor desdentado y pregunta "¿a dónde vas con esa tristeza?" No atino decir nada sólo lloro, algo en mí se ha roto y no podrá repararse.
Me dice que llore lo que quiera y me acompaña de regreso. Ya en un lugar seguro me pide una moneda, sonrío y le muestro mis bolsillos vacíos y él dice "tu sonrisa, gracias por dedicarme una, mona, a pesar de estar llorando".
Lo veo irse y, aunque no soy creyente, pienso este encuentro un milagro.

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