Medianoche

Ahora cada recuerdo se hace astillas, vidrios rotos, metralla; caminas indefensx y desnudx, expuestx al asalto, al grito de la noche que ya no ve lunas llenas, ni estrellas fugaces que conceden deseos o la magia del instante previo al beso, o la felicidad vuelta chispa en los ojos del amadx... de nuevo, sientes el mordisco de la soledad ¿no sería más bella la noche de tu mano? ¿de qué sirve el romanticismo si estás solx? ¿y este amor que es para ti y no puedo darte?

Nada que hacer, continúas caminando, así no sea hacia adelante, porque la vida sigue, los días se continúan y por más que tu miseria se extienda hay otras realidades que atender más allá de tu corazón roto, que por cierto, no olvida palpitar su nombre a la espera del segundo de silencio en que te lo clava como navaja y te dobla las rodillas y afloja las lágrimas, azuza al aullido atrapado en tu pecho. En una guerra sin cuartel me siento presa: olvidarte y calmar este dolor que me atenaza o recordarte hechx mar y espuma, mientras el corazón se quiebra, se desgarra.

No olvido ni tu nombre ni tu tacto, ni el sabor de los besos que me dabas. No olvido mi miseria, que siento que me ahoga, me desangra. No olvido tu adiós clavado a fuego en ese perdón que pide distancias, ni este sin sabor que deja el saberte ya partiendo de mis playas... te deseo buena mar y buena suerte, así me haga pedazos que te vayas.

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