Anuk o la vuelta al principio

Te hago una invitación a pasearte por seis mundos distintos en los que la Luna (Selene para los griegos), teje la trama. Aquí el astro nocturno, atestigua, actúa e influencia la vida de hombres, bestias y seres intermedios...en estas seis historias podrás viajar junto a ella en noches cargadas de silencios, verdades a medias, dudas que atormentan, sombras y secretos ¿Te atreves a seguirla?

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Anuk o la vuelta al principio

La luz es blanca y brilla con fuerza, sus rayos atraviesan el horizonte y parecen perforar la cordillera coronada de blanco. Mi lustroso pelaje ondea al viento y él brilla en lo alto, con ese tono rosa nacarado que tenía mi madre. Sé que seguirá burlándose un poco de mí cada día, pero también será amable, como lo es ahora mismo al acariciarme dulcemente con su luz. Frente a mí, las olas se hacen espuma al chocar contra los negros acantilados. Siento el aroma salino y la fuerza de la tormenta escondida tras las nubes. El momento llegará pronto, lo sé. Todo se llena de una energía particular, que sube en intensidad mientras la noche cae y las ruinas brillan con fantasmagórica insistencia, señalando el camino.
Elikan aguarda a un lado, como si no esperara, supongo que tras tanto tiempo viendo el destino retorcerse hasta alcanzar nuevamente el inicio, estos minutos se hacen pocos en comparación. Él está ahí de pie, solemne, pero sin esa gravedad que caracterizara al Gran Gris, mi primer maestro, más bien lleno de paz, de la calma que trae la tarea realizada. Se irá, lo entiendo ahora, el culmino del ciclo lo exige así, porque él es el último maestro de la última Ulfur: quién hizo la profecía, la verá cumplirse. El camino se clarifica hasta definirse, voy a su encuentro. Soplo de viento encaja en mi mano perfectamente, la canción de mi pueblo palpita en mi pecho. Todas las sombras de mi vida serán invocadas: tendrán paz esta noche. El redondel de luz me envuelve, los veo a todos reunirse a sus afueras, mi corazón se llena, henchido de nuevos significados y de un valor nunca antes sentido. Llevo la caracola a mis labios y me diluyo en el sonido. Siento a las sombras pasar a través de mí y hacerse música, una a una entran en la luz y vuelan. Mis pulmones se llenan y vacían continuamente, ya no me importa el sonido perfecto, solo quiero que todo esto que se encuentra en mi interior sea representado fielmente y los retrate a ellos, a ellos en mí, al amado bosque en que crecí, a mí historia, que es la nuestra. No ver nada, no oír nada, solo sentir, para que el sonido llegue más alto, más claro, más lejos y los abarque a todos, antes de alcanzarte a ti y hacernos uno de nuevo.

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